Por: Katherine Betancourth.
El registro de la
unión de hecho para las comunidades GLBTI se aprobó en agosto de 2014.
Hablar de matrimonio entre personas del mismo sexo en una sociedad aún
conservadora y religiosa como la nuestra, sería como decir que Dios no existe y
que todo es una fantasía creada por los seres humanos. Se convertiría en
atentado hacia la fe católica, así como matrimonio igualitario es una
“aberración” y va en contra de los principios establecidos por un ser supremo.
Desde hace mucho tiempo, las comunidades GLBTI, han intentado llevar sus
relaciones hasta el altar, sin embargo, la Constitución ecuatoriana y los
principios religiosos no se los permite, peor aún, cuando se habla de adopción
de menores en algunos casos.
No obstante, desde agosto de 2014 todas las parejas que hayan
establecido una unión de hecho pueden registrarlas en su documento de identidad,
incluso las minorías sexuales. Pamela Troya, activista GLBTI, reconoce que se
dio un avance significativo en el reconocimiento de las uniones de hecho de
parejas homosexuales pero asegura que no es suficiente.
“Si bien nuestra relación se reconoce en un papel notariado o en la
cédula de identidad, no nos sentimos completamente satisfechos. Queremos
igualdad de derechos y no descansaremos hasta lograr nuestro objetivo, el
matrimonio civil igualitario”, dijo.
Precisamente Pamela y su novia,
Gabriela Correa, se constituyeron en la primera pareja homosexual que
intentó casarse en Ecuador, pero claramente les fue negado. Troya considera que
la Ley del Registro Civil debe modificarse para que en ella se plasme la unión
de hecho como estado civil y no solamente como un dato complementario en el
documento de identificación.
“Creo que es necesario dejar en claro que estos avances son producto del
arduo trabajo de activistas LGBTI que visibilizamos estos vacíos legales y la vulneración
de nuestros derechos”, puntualizó.
Según datos del INEC, de 2.805 miembros GLBTI, solo el 1,2% posee una
unión libre registrada. El matrimonio igualitario ha sido aprobado en Uruguay,
Argentina, Brasil y en Ciudad de México.
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